Bruno Chinasky era un hijo de puta Mal parido. No le importaba nada. Hacía 2 años que había decidido dar un salto en su carrera delictiva y pasar al mercado más oscuro: SECUESTROS Y ASESINATOS.
Era el lider de los conocidos 4 fantásticos. Mirto, Ezequiel y Orlando. Este último que nos recuerda de algún modo a Disney, hace honor a esa reminisencia siendo el más chico e infantil. Y a no confundir la palabra infantil. No era inocente o añiñado, sino inmaduro e impulsivo. Tenía lo peor de un infante mezclado con la demencia de un adulto psico, ya que tenía 18 añetes de loco feo pendejo puñetero.
Bruno había arreglado claramente con la mujer de Igor, la liquidación de este y aunque bien no comprendía, la entrega del Morocho. La plata era jugosa y parecía el plan más fácil del mundo. Cuando estacionaron ambos coches en el galpón MUGRE, y vio como se llevaban al señor billete a darle el último respiro, nunca pensó ni se le pasó por la cabeza, que Piet iba a hacer lo que hizo.
Piet no tenía los mismos conocimientos de Igor, pero era lo suficientemente listo como para darse cuenta de que esos hombres no eran polizontes.
Cuando vio como Igor caminaba a dar sus últimos pasos no lo dudó ni por un instante. Tiró con fuerza su pesada derecha sobre Mirto dejándolo en un K.O. cero K.M. Cuando Bruno vio por su retrovisor no caía de lo que sucedía cuando veía una morruda mano que le daba en la cabeza dejándolo bobolicón. Luego sólo sintió un par de golpes más mientras se perdía en un letargo sueño negro que le iba a costar caro, iba a perder su bonificación.
De haber contemplado que algo tan extraño podía suceder, le hubiera dicho a sus hombres, la misma orden con un agregado "A PIET LO TENEMOS QUE ENTREGAR VIVO".
Ezequiel estaba por jalar el gatillo y vio como Piet se acercaba, nunca pensó en dispararle, tenía un arma y la suficiente experiencia como para manejar la situación. Piet comenzó a golpearlo haciendo caso omiso de la 42.
Pero Orlando reaccionó diferente y sin dudarlo le pego un tiro en el medio del pecho dejando a Piet inmóvil en el pecho.
Luego un tiro en la cabeza de Igor. Nunca nadie lo supo, pero antes de morir, cuando vio a Piet ensangrentado en el suelo Pretovilok tuvo una evolución espiritual. Se había arrepentido del maltrato a sus hombres, y de perseguir poder y dinero.
Su arrepentimiento fue tan sincero que si existira un cielo, Igor se lo hubiera ganado.
La mujer de Igor, no les pagó a esos hombres. No habían hecho bien su trabajo decía, mientras hacía propias las costumbres explotadoras de su marido. Destinó ese dinero y más al mejor cirujano del mundo para que le extirpara del corazón la bala al que iba a ser el hombre de su vida.
Piet le daba a la bella mujer de troche a moche, pero igualmente, todas las mañanas se despedía temprano para ir a la fábrica.
Claro que ahora era su fábrica, pero él seguía luchando duro por perfeccionar los tornillos.
EL FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario